A noticia en cuestión é esta, e non queremos salientar aspectos da súa falta de educación, podedes xulgala vos mesmos:
http://www.eleconomista.es/blogs/live-construction/?p=481
E nun dos comentarios do 29 de xaneiro, aportamos a nosa opinión, que queremos compartir aquí, e que agardamos comprendades os termos da expresión en función da opinión verquida orixinalmente:
"Comentaré respondiendo a varios de los anteriores,
con dos argumentos de peso, que además quiero apartar de la focalización sobre
las competencias técnicas o no:
1º El talento no viene de nacimiento, se
educa. Como bien se ha dicho con anterioridad, muchas de las grandes obras de
"arquitectura", proceden de personas con distintas titulaciones. Pero
también es cierto que todos aquellos que han demostrado ese talento, se han
formado adecuadamente con arquitectos o gente dedicada al mundo del
"proyecto de arquitectura".
Y quiero evidenciar la gran diferencia que
existe con un proyecto de instalaciones o de estructuras, que tienen poco que
ver en sus desarrollos, planteamientos y puntos de partida con uno de
arquitectura, pues en estos la optimización económico práctica es la única
meta, no existe lugar para las personas.
Por este motivo, y en un mundo actual, donde
se exigen titulaciones por cuestiones de responsabilidad civil (y no sólo
relacionada con los daños físicos causados, véase algún caso de sentencias de
derribo condenatorias por deficiente integración con el ambiente como la Colina
Castrelos en Vigo); es obvio que debe existir una homologación previa para
ejercer como arquitecto.
Y no creo necesario que esta capacidad legal
venga exclusivamente de las Universidades, pues estoy seguro de que muchos
arquitectos técnicos, ingenieros de edificación, industriales, de caminos y
otros; tienen tanta o más capacidad para proyectar arquitectura que ciertos
arquitectos (de los que se ha hablado y por desgracia abundan). Pero nuestro
mundo de marcados CE nos exige, por nuestra seguridad y por el bien de nuestro
ambiente (natural, urbano y humano), que se capacite para realizarlo; sea a
través de un título universitario, un examen o prueba capacipativa, o cualquier
otro medio que demuestre que es válido para ese trabajo.
Y un ingeniero, como un arquitecto técnico,
exclusivamente mediante su formación, NO ESTÁ capacitado para proyectar
arquitectura; al contrario que un arquitecto, al que se forma para ello.
Cuando entré en la universidad, nunca había
estudiado arte, ni siquiera me interesaba mucho. Poco sabía sobre arquitectura
mesopotámica, egipcia, griega, romana, medieval, renacentista. No sabía de
donde procedían las distribuciones habituales de nuestras casas, ¡Ni se me
ocurría planteármelo! Seis años de universidad después (sí, de los pocos, y
haciendo botellón; y estudiando ecuaciones diferenciales, método de Cross,
calculando y dimensionando zapatas a mano y todo lo que se ha comentado), y
tras un par de años aprendiendo de un maestro arquitecto (sí, de los buenos)
esa parte de "gusto y sensibilidad" es la que dirige mis proyectos, y
es la que permite que mis clientes me digan "Qué habitable es mi casa, que
agradable" (por ir a un ejemplo directo y comprensible para mentes reduccionistas)
y no se quede en un miserable: "qué eficiente" o "qué
barata" o "y no me entra agua"; pues obviamente esa es una parte
imprescindible y que, seamos francos, no requiere de ningún talento, sólo un
mínimo de esfuerzo en el trabajo.
2º El asunto de "sobre gustos no hay nada
escrito" que subyace en la base de los argumentos contra los arquitectos
en la defensa de la LSP, es ROTUNDAMENTE FALSO.
Sobre gustos sí hay escrito, y mucho.
Posiblemente es uno de los temas más tratados
a lo largo de la historia. Esos "gustos" proceden de la evolución de
la humanidad, se han ido forjando tras innumerables pensadores, dirigentes,
sucesos, guerras, hambrunas, estudios, tratados, diseños, planos y demás. La
historia lo condiciona todo, y quien la estudia, es consciente de esos
condicionantes, no se los inventa.
Los arquitectos dedicamos, en nuestra
formación, innumerables horas a estudiar arte, historia de la arquitectura y
del urbanismo; y se nos examina a diario con una asignatura de proyectos, en la
que se juzga nuestra capacidad para aplicar nuestros conocimientos al proyecto.
Y no hablo de los conocimientos técnicos, que esos también, sino de aquellos
que muchos no entienden porque no son "cuantificables", sino
"cualificables". Y lo aplicamos, no haciendo dibujitos, sino creando
las viviendas y ciudades del futuro; con mayor o menor éxito o pericia, está
claro, pero en todo caso con una formación adaptada y pensada específicamente
para ello; de manera unívoca y exclusiva."
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